miércoles, 9 de junio de 2010

LA TRASLACIÒN DE LA TIERRA


Los titulares de los periódicos amarillistas siempre me hacen reír. Ya saben, ese tipo de publicaciones que por lo general abusan de noticias sensacionalistas llenando sus páginas de imágenes e hipérboles que van más allá de la pornografía.
Hace un rato me detuve frente a uno de esos puestos de revistas que extienden las portadas de sus diarios pregonando toda clase de miseria humana sin ética ni moral que nos apresuramos a leer solo por morbo. En lo personal no acostumbro hacer este tipo de cosas, y de hecho, evito a toda costa involucrarme con todo aquello que concierne a tragedias y desastres pero hoy celebro un año mas de vida y a pesar de que nunca festejo dicha fecha porque no le encuentro sentido, desde hace tiempo mantengo como ritual el leer todo lo que acontece a lo largo y ancho del mundo justo el día de mi aniversario.
En lo alto de todo ese montón de mierda informativa sobresalía un encabezado:

HALLAN CADAVER DE ADOLESCENTE EN UN BASURERO
El cuerpo de la joven mostraba huellas de abuso y tortura


No habría puesto atención a la nota de no ser por la foto que aparecía en primera plana. La imagen era un homenaje a la crueldad y violencia en las que actualmente vivimos. Reconocí de inmediato el rostro de la joven a pesar de los golpes y los moretones. No había cambiado mucho desde la ultima vez que la vi. Seguí leyendo la crónica donde entre otras cosas se decía que la joven había sido brutalmente violada y mutilada. Me fue imposible continuar. El dolor y la sensación de pérdida palpitaron en mis entrañas. Sentí la carga de un mundo injusto y ciego a mis espaldas. Un mundo en completo desorden y enfermo. Todo apestaba a mi alrededor, tanto aquellos necrófagos que se alimentan de la desgracia ajena como quienes vamos tras lo que nos ofrecen sin ocuparnos por buscar la verdad.
Opté por dejar atrás todos esos alaridos en letra impresa no sin antes fijarme en la fecha grabada en el margen de los diarios.
Recién comenzaba el día y ya se me había amargado este aniversario.


365 días atrás
Recuerdo perfectamente la primera vez que la vi. Como olvidarlo si fue un bello obsequio a la vista y la existencia.
Me encontraba sentado fumándome un cigarro mientras esperaba el transporte de regreso a casa.
El trabajo había transcurrido tranquilo y con la rutina de siempre y sin embargo en el interior de mi cabeza se revolvían decenas de ideas y pensamientos de los cuales ninguno me quedaba claro. Cumplía treinta años y el simple hecho de comenzar mi tercera década de vida me estaba resultando bastante complicado. Tiempo atrás había hecho planes y me había puesto metas que al cumplir dicha edad muchos ya han alcanzado e incluso rebasado. Y en mi caso lo único que había logrado era llegar a un punto máximo de estancamiento donde nada podía ser capaz de dejarme satisfecho ni de darme una razón para seguir avanzando. Era mucho mas que una crisis existencial o algo por el estilo. Me sentía enfermo de realidad cuyo principal síntoma era mostrar una enorme indiferencia a la vida.
-¿Me regalas un cigarro?- Una voz dulce y jovial me sacó de mis cavilaciones
Fue curiosa la forma en que me vi frente a ella. Tenia la mirada clavada en el piso y lo primero que vi fueron sus zapatos impecablemente lustrados de negro que contrastaban con la blancura de sus pequeñas calcetas. Levanté un poco la vista y me encontré con un par de piernas largas y perfectamente torneadas. Suaves, firmes y del color del marfil. La falda escolar las cubría ligeramente por encima de las rodillas. Su cintura era breve y la blusa blanca no lograba ocultar la firmeza de sus pechos todavía en desarrollo como cuando ya no son niñas pero tampoco mujeres en su totalidad. De su mochila colgaba el suéter oficial de la escuela colegio y por el escudo deduje que debía ser estudiante del colegio que se encontraba en la calle siguiente de donde yo laboraba.
Tendría dieciséis quizá diecisiete. Toda una vida por delante.
No sé porque pero al verla me puse nervioso. Parecía un tímido adolescente que no sabe que no sabe que hacer cuando se le acerca una linda chica por primera vez.
Busqué en mis bolsillos la cajetilla aplastada y casi vacía. Ella tomó el cigarro con sus delicados dedos y aspiré el aroma a champú en su cabello cuando se inclinó para encenderlo. No pude evitar sentirme hechizado por su belleza. Sus ojos tenían el color de la miel, inquisitivos y luminosos. Tenia la nariz respingada y cubierta de pecas que parecían motas doradas a la luz del sol. La boca era sensual y carnosa, el marco perfecto para una encantadora sonrisa. Su abundante melena brillaba por si sola dándole paso a un coqueto fleco que caía como telón sobre sus ojos. Unos cuantos años mas y la chica rompería un sinfín de corazones.
Podría decirse que era tan perfecta como una muñeca pero no es correcto llamarla así. Las muñecas por muy bellas que sean no pasan de ser solo un adorno.
-Gracias- dijo entonces la joven luego de darle una larga fumada al cigarro.
Se sentó junto a mi y cruzo las piernas de forma elegante. Los pliegues de su falda se movieron un poco dejándome ver una buena porción de la blancura de sus muslos.
Pasaron unos minutos en silencio que se me hicieron eternos. La linda adolescente daba lentas caladas a sus cigarro sumida en su mundo y sus pensamientos. Me sentí incómodo y estúpido ante mi falta de imaginación para iniciar una conversación con ella. Quería conocerla más y preguntarle un sinfín de cosas pero no supe que hacer ni que decirle. Repentinamente me sentí viejo y cansado, a años luz de aquella joven que bien podía ser una de mis alumnas. No abuso de la exageración si digo que dolía ver lo hermosa que era.
Al cabo de un rato apareció mi autobús. Todavía mudo me levanté diciéndole adiós con una seña a la cual ella correspondió de la misma manera.
Ella era un ángel, de esos que no todos los días pisan la tierra. Y dentro de mis fantasías aquel día había valido la pena festejar un año más de vida por el simple hecho de verla.


317 días atrás
Volví a verla en el transcurso de una tarde calurosa. Salí del trabajo un tanto aburrido y fastidiado, y con solo notar su presencia en un instante el mundo encontró un equilibrio. Ella venia con su grupo de amigas parloteando y discutiendo acerca de cosas tan propias de su edad en donde todo es energía y diversión. Me resultaba muy inquietante observarlas. Tan jóvenes y bellas. Llenas de planes y sueños. Llenas de vida y destilando una enorme cantidad de hormonas a su paso. Con ese encanto tan único que emana de ellas, de su cutis terso y de sus caderas redondeadas.
Cuando pasaron junto a mi no se molestaron en verme. Evidentemente sus mentes y sus miradas estaban enfocadas en cosas mucho mas interesantes que un simple mortal como yo.
Pero ella si lo hizo
Volteó brevemente hacía donde yo me encontraba y me obsequió la mas perfecta de sus sonrisas. No supe si se acordaba de mi o era solo un gesto automático típico de las adolescentes que probablemente no son conscientes de lo que son capaces de provocar con un simple movimiento y si lo saben, lo manejan a la perfección.
Lo cierto es que en ese momento fui el hombre mas afortunado sobre el planeta gracias a ese detalle.
Metros adelante ellas se perdieron entre el bullicio de las calles arrancando miradas a todo aquel que se jactaba de ser hombre, dejándome a mi inmóvil y embelesado mientras la veía alejarse llevándose consigo todos mis suspiros.


272 días atrás
Su nombre era Lluvia. Me lo dijo la tarde de un viernes luego de un rato de estar conversando.
Esa ocasión fui yo quien la encontró abstraída en sus pensamientos y vagando en los alrededores de un parque con un vaso de plástico en la mano.
-Un café sabe mejor si lo acompañas con un buen cigarro- le dije al tiempo que le acercaba mi cajetilla
Lluvia me observo por unos segundos y esa sonrisa por la que cualquier hombre podría morir en paz se dibujo en su semblante.
Aun se acordaba de mi.
-Me leíste la mente- dijo ella entonces
Encendí su cigarro y deje que las cosas fluyeron. Me había atrevido a hablarle y mi suerte no debía ser tan mala. Dimos unos pasos y nos sentamos en la banca mas cercana al parque
Me dediqué a contemplarla mientras Lluvia hablaba de cosas intrascendentes, de su colegio, del clima y demás. Yo seguía inerte y negado a apartar mis sentidos de la lozanía de su piel. El resplandor de su cabello, la humedad de sus labios y del perfume natural que desprendía esa linda adolescente que tanto me atormentaba.
Entonces me di cuenta que su mirada no era la misma, parecía un tanto triste y apagada. Pensé en preguntarle si pasaba algo malo con ella pero no quería arruinar el momento. Probablemente estaba pasando por los habituales conflictos de la adolescencia.
-Lluvia es un lindo nombre- atiné a decir tratando de sobrellevar una charla que deseaba con todas mis fuerzas nunca terminara
-No es de mi agrado- dijo ella-. Suena a días nublados y llenos de melancolía
-Pero en cierta forma va contigo
-¿Tu crees?
Asentí, seguro de mis palabras y al observar el fleco de su cabello cubriendo su frente evoqué una ligera llovizna en su rostro cuyas pecas semejaban pequeñas gotas de agua grabadas en su piel.
-¿De qué te ríes?- me preguntó Lluvia ignorando lo que se me había ocurrido
-No es nada. Simples tonterías
Esperaba que mis comentarios sin gracia le dieran ánimos para contarme mas de ella pero no quiso hacerlo. No soy buen consejero pero se me da el escuchar, quizá porque me es necesario saber todo lo posible acerca de la gente que llega a interesarme.
-Bueno- dijo ella señalando su reloj-. Ya es tarde y debo irme-. Se levanto de la banca en cámara lenta y el movimiento hizo que su falda se subiera revelándome el blanco destello en algodón de su intimidad grabando en mi cerebro esa imagen como uno de los recuerdos mas bellos que he de llevarme a la tumba.
Me hubiera gustado abrazarla fuertemente, no con la intención meramente física del contacto ni tampoco para hacerle saber de la fuerte atracción que en mi despertaba, sino para que ella pudiera entender que no hay en el mundo una persona que se encuentre totalmente sola y desamparada. Oh si, siempre habrá alguien pendiente de ti.
-Hasta pronto- se despidió Lluvia con su sonrisa de siempre y esa vez acompañada de un poco de gratitud
-Que te vaya bien- dije yo tratando de igualar su sonrisa y sin dejar de mirarla como ya era costumbre. Perturbado e ilusionado
Tan cerca y tan lejos de ella.


164 días atrás
No volví a verla hasta más de tres meses después.
En ese lapso de tiempo traté de averiguar qué había sucedido con ella. Pero mi información era poca. Solo sabia su nombre y lo poco que me había confiado. Muchas cosas cruzaron por mi mente. Quizá un accidente, algún problema familiar o tal vez solo se había mudado de ciudad. Incluso llegué a pasar por su colegio con la esperanza de encontrarme con ella o preguntarle a alguna de sus amigas. No tuve suerte y no me atreví a ir mas allá
Estaba por resignarme cuando en una de esas tardes la vi pasar delante de mi acompañada de un tipo que no inspiraba confianza.
Había cambiado su aspecto por completo. Llevaba piercings en cejas y nariz. Tenía pintados mechones de colores en el pelo. Había delineado de oscuro sus ojos, su blusa estaba desabrochada y la falda escolar lucía demasiado corta.
Me sentí un tanto desconcertado y se me ocurrió pensar que quizá la estaba confundiendo. Pero no fue así.
Era Lluvia sin duda alguna.
El tipo no lucia diferente. Tatuajes por todos lados, chamarra de cuero, mal encarado y actitud desafiante. Los dos caminaban deprisa, iban fumando y riendo escandalosamente. Apestaban a alcohol y otras sustancias extrañas.
El tipo la llevaba abrazada de la cintura y no pude evitar esa terrible sensación mezclada de celos y envidia por no ser yo quien la estuviera tocando. Duele ver eso y duele todavía. mas cuando eres capaz de poner todos tus sentidos y tus sentimientos en las manos de una mujer que no te corresponde.
No se necesitaba de un gran conocimiento para entender que Lluvia andaba en muy malos pasos
Y no estaba en mi el hacerla entrar en razón. Lluvia había cambiado por completo y no pude evitar sentirme decepcionado.
Cuando Lluvia me vio me ignoró por completo y de aquella, su cautivante sonrisa solo quedaba una mueca cruel y burlona. Está por demás decir que me sentí poco menos que un saco de basura ante su total indiferencia y los gestos groseros que había aprendido en tan poco tiempo.
La había perdido, aun y cuando nunca la tuve.


96 días atrás
La vi por última vez en una noche de farra.
Había salido con unos viejos colegas a beberme unos tragos y luego de varias rondas optamos por un rato de placer en compañía femenina. Era casi de madrugada cuando cruzamos la zona donde se encuentran los antros de mala muerte, los table dance y uno que otro prostíbulo. No suelo comprar caricias, me parece algo muy bajo y patético pero cuando la necesidad es muy grande se hacen a un lado las convicciones.
Ella salió de un callejón y se dirigió hacia la camioneta último modelo que la esperaba en la esquina. Llevaba puesto un diminuto vestido que apenas cubría lo necesario, tacones altos y un bolso de lentejuelas. Había teñido su cabellera de rubio y aparentaba mas edad debido al maquillaje en exceso.
Dejé que mis colegas se adelantaran y me detuve a unos cuantos pasos de ella
-¡Lluvia!- La llamé en un tono lo suficientemente alto para que pudiera escucharme
Ella volteó, me miró y pude advertir en su rostro un gesto de sorpresa. Se quedo inmóvil sin saber qué hacer. Lo mismo que yo.
Me dolió verla así. Ella era un ángel y alguien tan hermosa no tenia porque estar en esas circunstancias.
Lluvia titubeo unos segundos. Quiso decir algo pero se contuvo. Fingió no verme y desvió la mirada. La puerta de la camioneta se abrió y ella entró ignorándome una vez más. Los vidrios estaban polarizados y me fue imposible ver quien se encontraba dentro. Quise gritarle que no se marchara, que todo iría bien y demás estupideces. Pero volví a quedarme atónito y mudo mientras veía alejarse la camioneta.
A lo lejos escuchaba las voces de mis colegas que me estaban esperando. No les hice caso.
Recuerdo que hasta antes de esa noche nunca me había sentido tan brutal y completamente abandonado, aplastado y triste.
Si. El mundo es pequeño, pero más pequeños son los fragmentos de un corazón destrozado


No supe mas de ella hasta hoy en la mañana cuando vi su fotografía en los periódicos
¿Quién eras Lluvia? ¿Cómo habrías crecido y amado? ¿Por qué se apagaron tus ojos?
Ahora solo queda de ti una triste historia de amor, de pérdida y agonía
No te dieron tiempo de vivir
No te dejaron cumplir tus sueños
Y ahora, mientras paso por tu colegio y observo a las chicas de tu edad me pregunto porque las cosas tuvieron que ser asi. En un instante todo es felicidad y sonrisas y al siguiente, dolor y sufrimiento.
Me pregunto si esta es la forma en que el destino mueve sus hilos
Naturalmente nadie tiene la respuesta
Pero es inevitable preguntármelo una y otra, y otra vez.

DAVID ETNAGEVAN

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